Las habas frescas, las recuerdo en la mesa y mi padre comiéndolas antes de comenzar a comer. Las había comido pero no les encontraba demasiado gusto y bueno, creo que nunca las había comprado hasta que nos las trajeron en el último pedido de frutas y verduras. Había que "repensarlas".
Tal cual y sin cocinar, formaron parte de una ensalada con salmón ahumado. Sofritas, a mi parecer, ganaron sabor y consistencia. Primero en una ensalada fresca y después en una ensalada de pasta. Ahora, hasta quiero que me traigan más habas frescas en el próximo pedido.
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