Donostia, paraíso culinario. Era difícil, por dónde empezar...
Sólo un par de días, optamos por los pintxos. Pinchos clásicos, por supuesto, y buenísimos. Pero un maravilloso descubrimiento fue el poder probar esos pinchos reinventados, combinaciones originales, presentaciones estupendas y sobretodo, buenísimos. Tanto, que repetimos la experiencia, y en sólo dos días.
En la foto, txangurro o centollo, agucate y regaliz. Dos cucharitas y a probar un poco de cada al mismo tiempo. Rico!
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