Sencillo y rico. Una entrada, un brunch de domingo... Los portobellos son un tipo de champiñones con un poco más de sabor y algo más grandes. En este caso para gratinarlos son ideales porque permiten incorporar fácilmente el relleno.
El cómo, de lo má sencillo. Lávalos y prepáralos para rellenarlos con una crema de queso fresco a la que puedes incorporar las hierbas que te apetezcan. Jakob y yo les pusimos tomillo y batimos un poco el queso para que se quedara más cremoso.
El toque final antes de meterlos al horno, un poquito de ajo rallado, sal y pimienta. Así, se doraron ligeramente. Unos diez o quince minutos al horno y a una temperatura de unos 180 grados.
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